Hoy toca un clásico de la repostería, la leche frita. Sin duda, un postre conocido por todos y todas y que no falta ningún año en mi cocina. Cuando llega el frío no sé muy bien porqué, pero me apetece cocinar postres de los de toda la vida. La leche frita no ha faltado nunca en casa de mis padres y ahora tampoco en la mía. Se trata de una crema espesa cortada en cuadraditos y frita en aceite caliente. Como veréis, es una receta de lo más sencilla y espero que os animéis a hacerla.
Ingredientes:
- 900 ml de leche
- 1 trozo de piel de limón
- 1/2 canela en rama
- 6 yemas eco
- 100 g. de azúcar
- 80 g. de almidón de maíz ecológico
- canela en polvo y azúcar para espolvorear
Preparación:
- Cuece la leche con un la piel de limón y la canela. Cuando empiece a hervir, apaga el fuego, tapa y deja el limón y la canela en infusión hasta se temple la leche.
- Coge un poco de esa leche cuando ya esté templada y mézclala con las yemas y el azúcar hasta que el azúcar se haya disuelto.
- Disuelve aparte el almidón de maíz en un poco de leche.
- Cuela la leche templada y échala en una olla pequeña de acero inoxidable. Añade la mezcla de las yemas y después la del almidón disuelto y cuece a fuego lento durante unos minutos sin dejar de remover con una varilla.
- Cuando la crema se espese, échala en un recipiente de cristal tipo pyrex previamente humedecido para que no se pegue la crema. Pon en contacto con la crema film transparente para que no se seque la parte superior.
- Una vez fría la crema, dale la vuelta al molde sobre la encimera de la cocina y córtala en cuadrados.
- Pasa cada cuadrado de crema por harina y huevo batido. Después, fríe en abundante aceite de oliva virgen extra. Colócalos sobre papel absorbente para quitar el exceso de aceite y espolvoréalos con una mezcla de azúcar y canela en polvo.
