Otra de las recetas tradicionales que no podían faltar en mi recetario. Los buñuelos de viento, los churros, las torrijas y los roscos de anís forman parte de mi infancia. Supongo que de la vuestra también. Los buñuelos lo preparo muy de vez en cuando, por eso de evitar las frituras, pero cuando los como no me acuerdo ni del aceite, ni del olor a fritanga que se queda en la cocina, ni de nada. Es un placer que difícilmente se puede explicar con palabras.
Ingredientes:
150 g. de harina
4 huevos medianos
14 cucharadas de leche
7 cucharadas de agua
50 g. de mantequilla
50 g. de azúcar
1 pellizco de sal
2 cucharadas de coñac
1 cucharilla de royal
Preparación:
Calienta todos los ingredientes excepto la harina y la levadura. Cuando empiece a hervir echa la harina. Remueve hasta que la masa se separe de la cuchara y deja enfriar. Cuando se temple, echa los huevos de uno en uno (no añadas el siguiente hasta que el anterior no esté bien integrado en la preparación) y deja reposar dos horas.
En aceite no muy caliente echa los trozos de masa ayudándote de una cucharilla y empujando con el dedo. Usa una sartén muy honda. Se inflarán y subirán a la superficie. Sácalos cuando estén dorados y colócalos en un plato con una servilleta de papel absorvente. Pásalos por azúcar molida y rellenarlos de nata montada o crema con la ayuda de la manga pastelera.