Por aquí ha vuelto el invierno, así que ¿qué mejor que una pizza de esas potentes? Por aquí no es muy habitual, pero en Italia se hace mucho este tipo de pizza. Se trata de una pizza blanca, es decir, sin tomate, con patatas, mozzarella, ajo y romero. Por supuesto, está riquísima. La masa que me gusta preparar para este tipo de pizza es crujiente y con un suave aroma a aceite de oliva. Probadla, porque estoy segura de que os va a encantar.
Ingredientes (para 3 pizzas grandes):
500 g. de harina normal
500 g. de harina fuerza
500 g. de agua
25 g. di levadura fresca (o 5 g. de levadura seca)
1 cucharada de sal
1/2 cucharada de azúcar
2 cucharadas de aceite de oliva
patatas
mozzarella fresca
ajo en polvo
romero
Preparación:
Mezcla las dos harinas y echa poco a poco el agua. Añade la levadura y mezcla bien para que no toque después directamente la sal. Una vez mezclada la levadura, echa la sal y el azúcar. Cuando esté bien mezclado, añade el aceite. Amasa todo con la amasadora durante unos 20 minutos o hasta que la masa este homogénea y elástica. Divide la masa en 3 porciones, dales forma de bola y déjalas reposar dentro de una fuente de cristal aceitada. Cúbrelas con un paño durante 3 horas. No te preocupes si la masa está pegajosa ya que después de reposar unas horas será más fácil de manejar. De todas formas, ten en cuenta que esta receta no es como otras en las que la masa es más dura y manejable.
Transcurrido este tiempo la masa habrá aumentado el doble. Coge un trozo de papel de hornear y úntalo con un poco de manteca de cerdo. Así podrás extender la masa sin que se mueva. Echa una de las porciones de masa y extiéndela poco a coco con los dedos hasta llegar al borde. Después, pasa el papel con la pizza a la bandeja del horno y pincha la masa con un tenedor.
Corta las patatas en rodajas muy finas para que se hagan bien en el horno. Echa con un poco de aceite de oliva y sal y mezcla bien para que las patatas se embadurnen bien de aceite. Echa una fina capa de patatas sobre la masa y echa un poco de romero y ajo en polvo por encima.
Introduce la bandeja en el horno precalentado a 180-190 ºC durante 30 minutos. Al final añade la mozzarella fresca troceada a mano y hornea unos minutos más hasta que se derrita. De todas formas, el tiempo del horno y la temperatura es orientativo ya que depende de cada horno. Lo mejor es que controles de vez en cuando la pizza para que no se dore demasiado.