Con lo que me gusta la pasta y las pocas recetas que he colgado en mi blog. A ver si me pongo las pilas y os presento algunas de las que suelo preparar en casa. La de hoy es muy, pero que muy sencilla. La aprendí a hacer en Italia hace algunos años (como casi todas mis recetas de pasta, claro). A algunas/os les parecerá demasiado simple, pero a mi me parece rica, sana, fácil y rápida de preparar. Además, en Italia hay gran cantidad de recetas así, es decir, sin salsas y con pocos ingredientes. Espero que os guste.
Ingredientes (para dos personas):
200 g. de espirales
1 calabacín
100 g. de panceta ahumada
aceite de oliva
pimienta
sal
parmesano (opcional)
Preparación:
Sofríe la panceta en una sartén. No hace falta que eches aceite, pues se hará con su propia grasa. Mientras se hace, lava bien el calabacín y trocéalo finamente con piel incluida.Cuando la panceta esté casi hecha, añade el calabacín. Sal pimienta al gusto y cocina durante unos minutos. A mi personalmente no me gusta que el calabacín quede muy hecho. Aparta del fuego.
Mientras, calienta en una perola agua y un puñado de sal. Cuando rompa a hervir echa la pasta y cocínala durante el tiempo indicado en el paquete. Yo me he acostumbrado a comer la pasta como se come en Italia, es decir, un poco más dura de lo que se suele comer en otros países. Lo dejo a vuestra elección.
Escurre bien la pasta y échala en la sartén del calabacín. Remueve un poco para mezclar bien todos los ingredientes. Sirve enseguida, de lo contrario la pasta quedará demasiado blanda. ¡Los italianos no esperan ni medio minuto! En cada plato echar un chorrón de aceite de oliva extra virgen y si lo prefieres un poco de queso parmesano recién rallado.