Después de varias pruebas, por fin he conseguido un pan de molde sencillo y con un sabor muy parecido al de las barras de pan. La miga es blanca y muy tierna y su aspecto inmejorable. Al principio la masa es bastante blanda y por eso tendrás que amasarla y dejarla reposar varias veces. Cómo saber cuándo está lista requiere de un poco de práctica, pero con varias pruebas y algún que otro fracaso (que de estos también se aprende), seguro que lo consigues.
Ingredientes:
250 g. de harina de fuerza
250 g. de harina normal (11% proteína)
300 ml de leche entera
200 ml de agua
20 g. de levadura fresca
10 g. de mantequilla
1 pellizco de sal
Preparación:
Bate en la amasadora todos los ingredientes, excepto la mantequilla, hasta conseguir una masa homogénea.
Cuando el gluten esté bien trabajado, añade la mantequilla. Sigue amasando. Quedará bastante húmeda y blanda. Déjala reposar y vuélvela a amasar. Repite esta operación hasta que la masa se sequé un poco y puedas traspasarla a la encimera.
Mientras, unta el molde de hornear con mantequilla.
A continuación, estira la masa en forma de rectángulo (si es necesario puedes echarte un poco de harina en las manos). Enrolla delicadamente y colócala en el molde. Deja reposar más o menos 20 minutos o hasta que doble su volumen.
Cuando el pan ha fermentado, se mete en el horno precalentado a 190 ºC durante unos 30 minutos. Si se dora demasiado la parte superior cúbrela con papel de aluminio. Deja enfriar el pan sobre una rejilla.
A continuación, estira la masa en forma de rectángulo (si es necesario puedes echarte un poco de harina en las manos). Enrolla delicadamente y colócala en el molde. Deja reposar más o menos 20 minutos o hasta que doble su volumen.
Cuando el pan ha fermentado, se mete en el horno precalentado a 190 ºC durante unos 30 minutos. Si se dora demasiado la parte superior cúbrela con papel de aluminio. Deja enfriar el pan sobre una rejilla.