Sigo con los turrones... Esta vez turrón del duro, así es como lo llamamos en casa. Jamás hubiera imaginado que algún día haría este tipo de turrón en casa, pero gracias al blog la flor del calabacín he podido aprender cómo se hace. Curiosamente es uno de los turrones que más me gustan, pero hasta ahora no sabía como se hacía. Lo que más me ha llamado la atención de la receta es lo fácil que es de preparar y los pocos ingredientes que lleva. Por cierto, está increíblemente rico.
Ingredientes:
200 g. de almendras
250 g. de miel
50 g. de azúcar
1 clara de huevo
Preparación:
Lo primero que tienes que hacer es escaldar las almendras para poder pelarlas. Una vez peladas, tuéstalas ligeramente en el horno unos minutos. Deben quedar casi tan blancas como cuando están crudas, así que vigila bien el horno para que no se te tuesten demasiado. De vez en cuando abre el horno y con una espátula de madera mézclalas bien ya que algunas almendras se tuestan antes que otras.
En una perola pon la miel y el azúcar, calienta a fuego lento hasta que el azúcar se disuelva bien. Mientras, monta la clara a punto de nieve. La miel debe ser espesa, pero suave y de color claro.
Cuando el azúcar se haya disuelto bien, añade la clara montada y con una espátula de madera mezcla bien hasta obtener una mezcla blanquecina homogénea.
Añada las almendras y mezcla con la espátula de madera durante 40 minutos. Los primeros 20 minutos yo he puesto la vitrocerámica al 5 y después he bajado al 2 porque he visto que el caramelo blanquecino que se iba haciendo comenzaba a tostarse. Así he conseguido mantener ese color crema casi blanco característico de este tipo de turrones.
Para saber cuándo debes retirar la perola del fuego, echa una gota en un vaso de agua fría. Se deberá endurecer y al comerla se deberá romper. Si está un poco blanda, significa que debes seguir removiendo unos minutos más. Yo he hecho varias pruebas en el vaso, hasta conseguir la consistencia deseada.
Echa la mezcla sobre un molde bajo forrado de papel de hornear. En una hora se endurecerá.
Lo primero que tienes que hacer es escaldar las almendras para poder pelarlas. Una vez peladas, tuéstalas ligeramente en el horno unos minutos. Deben quedar casi tan blancas como cuando están crudas, así que vigila bien el horno para que no se te tuesten demasiado. De vez en cuando abre el horno y con una espátula de madera mézclalas bien ya que algunas almendras se tuestan antes que otras.
En una perola pon la miel y el azúcar, calienta a fuego lento hasta que el azúcar se disuelva bien. Mientras, monta la clara a punto de nieve. La miel debe ser espesa, pero suave y de color claro.
Cuando el azúcar se haya disuelto bien, añade la clara montada y con una espátula de madera mezcla bien hasta obtener una mezcla blanquecina homogénea.
Añada las almendras y mezcla con la espátula de madera durante 40 minutos. Los primeros 20 minutos yo he puesto la vitrocerámica al 5 y después he bajado al 2 porque he visto que el caramelo blanquecino que se iba haciendo comenzaba a tostarse. Así he conseguido mantener ese color crema casi blanco característico de este tipo de turrones.
Para saber cuándo debes retirar la perola del fuego, echa una gota en un vaso de agua fría. Se deberá endurecer y al comerla se deberá romper. Si está un poco blanda, significa que debes seguir removiendo unos minutos más. Yo he hecho varias pruebas en el vaso, hasta conseguir la consistencia deseada.
Echa la mezcla sobre un molde bajo forrado de papel de hornear. En una hora se endurecerá.
