Siempre ando en busca de la pizza casera perfecta, nuevas masas, nuevos ingredientes, diferentes horneados... y el otro día di con una receta de pizza fina que nos ha gustado muchísimo en casa. Yo diría que es una de las masas más ricas que he hecho hasta el momento. Podéis hacerla con los ingredientes que más os gusten, pero yo esta vez he preferido no usar tomate y hacerla con varios quesos.
Con estas cantidades salen 4 pizzas de unos 25-30 cm de diámetro. Puedes guardar en el frigorífico la masa que no vas a hornear e incluso congelarla para prepárala varias semanas después. Además, en esta ocasión he querido probar a hacer la pizza en la parte inferior del horno, ya que no tengo piedra para hornear pan. Así se consigue imitar bastante a los hornos de leña porque la superficie esta muy caliente y además la pizza se hace bastante rápido.
Ingredientes:
- 250 ml de agua a 25 ºC
- 250 ml de leche o agua a 25 ºC (la leche da más textura y color)
- 30 ml de aceite de oliva
- 3,5 g. de levadura en polvo o 5 g. de levadura fresca
- 375 g. de harina fuerza (12% de proteína)
- 375 g. de harina de trigo normal (11% de proteína)
- 15 g. de sal
- harina de trigo para espolvorear
- harina de sémola de trigo duro o harina de maíz para espolvorear
- queso mozzarella
- queso provolone
- queso gorgonzola
- queso parmesano rallado
Preparación:
- Mezcla primero los líquidos (agua, leche y aceite de oliva). Amasa velocidad baja y, a continuación, agrega la levadura y la harina. No eches todavía la sal. Amasa un poco más la masa (no hace falta que quede lisa y homogénea todavía) y cubre con paño ligeramente húmedo durante 30 minutos.
- Pasado este tiempo, enciende la amasadora, agrega la sal y mezcla a velocidad media hasta que la masa comience a despegarse de las paredes del bol. En unos 5 minutos tendrá la masa lista. Cubre el recipiente y deja fermentar la masa durante 1 hora.
- Transfiere la masa a una superficie de trabajo enharinada sin desinflarla y córtala en 4 porciones de 300 gramos aproximadamente. Desinfla suavemente la masa para eliminar algunas de las burbujas de gas y dale a cada porción forma de bola. Coloca cada bola en un plato enharinado ligeramente y espolvorea cada bola con un poco más de harina. En este momento tienes 3 opciones: 1/ Cubrir con un paño y dejar fermentar de nuevo durante 1 hora a temperatura ambiente (recuerda que el tiempo depende de la temperatura. Si hace frío, la masa necesita más tiempo); 2/ Cubrir con un bol amplio y dejar en el frigorífico (durante un máximo de 3 días). Cuando saques la masa, déjala un poco a temperatura ambiente antes de darle forma (aquí también el tiempo depende de la temperatura ambiente. Si hace frío, la masa necesita más tiempo); 3/ Cubrir con otro plato o con film transparente y congelar (durante 1 mes como máximo). Si optas por congelar la masa, deja después la masa en el frigorífico de 1 a 3 días antes de elaborar la pizza (contra más días la dejes en el frigorífico, mejores resultados obtendrás). Cuando saques la masa del frigorífico, déjala un poco a temperatura ambiente antes de darle forma.
- Para darle forma de pizza a cada bola, aplana un poco la masa con las manos (sin aplastar el borde) sobre una superficie de trabajo enharinada con una mezcla de 50% de harina normal y 50% de sémola fina o harina de maíz. Os recomiendo hacer esta mezcla, porque le aporta sabor y textura a la pizza. Al mismo tiempo que aplanas la masa ve girándola para darle forma redondeada. Si la masa se encoge, déjala reposar unos minutos antes de seguir dándole forma. Coloca después la masa de la pizza directamente sobre papel de hornear y este sobre una bandeja del horno. Echa por encima queso mozzarella, gorgonzola, provolone y parmesano al gusto. Abre el horno y acerca la bandeja donde has colocado la pizza y tira del papel para pasarlo a la parte inferior del horno.
- Hornea la pizza en horno precalentado a temperatura máxima (en mi caso a 300 ºC) con calor arriba abajo. Hornea durante unos 8 minutos o hasta que los bordes de la pizza estén bien dorados.