12 ago 2012

bollos de Chelsea

bollos de Chelsea

De todos los bollos en forma de caracola que he comido, estos son sin ninguna duda los más ricos. ¡Están increíbles! Los Chelsea Buns o bollos de Chelsea se hacen en Inglaterra desde el siglo XVIII y lo tienen todo: pasas de Corinto, especias dulces, piel de naranja, azúcar moreno... y una glasa que le da ese toque dulce final que tanto me gusta. Ojeando por Internet he visto que cada uno le echa las especias que más le gusta. Yo he optado por una combinación de canela, jengibre y nuez moscada que ha sido todo un acierto porque aportan a la masa un sabor muy especial. Además, se me ha ocurrido echar un poco de piel de naranja molida que había preparado hace unos días y también ha sido todo un acierto porque el sabor a naranja combina perfectamente con el resto de los ingredientes.

Los bollos de Chelsea se hacen juntos en una bandeja para que al crecer entren en contacto entre sí y se queden unidos, pero los dos extremos de la masa una vez enrollada los he horneado por separado y este ha sido el resultado. Bonitos ¿verdad?

bollos de Chelsea

Como podéis ver la parte de dentro queda tierna y esponjosa.

bollos de Chelsea

Preparar piel de naranja molida y jengibre molido es muy fácil. Echa un vistazo en la entrada "piel de naranja y jengibre molido" para ver cómo se prepara.

Ingredientes:
350 g. de harina de trigo normal
1 cucharilla de sal
Especias:
1/4 de cucharilla de jengibre molido
1/4 de cucharilla de nuez moscada molido
1/4 de cucharilla de canela molida
20 g. de mantequilla
10 g. de manteca de cerdo
5 g. de levadura seca
150 ml de leche templada
1 huevo
3 cucharadas de azúcar blanca
40 g. de mantequilla
30 g. de azúcar morena
1 cucharada de piel de naranja molida
50 g. de uvas pasas de Corinto
50 g. de azúcar blanca
2 cucharadas de agua

Preparación:
Tamiza la harina y añade la sal y la mitad de las especias (canela, jengibre y nuez moscada recién molida). Echa la mantequilla y la manteca a temperatura ambiente y mezcla a mano hasta que la mantequilla y la manteca desaparezcan. En un vaso disuelve la levadura con la leche templada y deja reposar 10 minutos o hasta que salgan burbujas. Añádelo a la harina.

Añade el huevo batido y el azúcar a la harina. Remueve bien con una espátula de madera y añade poco a poco la leche con la levadura. Mezcla bien y si la masa está demasiado seca añade un poco más de leche. Lo mejor es que amases la masa en una amasadora porque al principio la masa es un poco pegajosa. Cuando todos los ingredientes estén bien integrados, haz una bola y deja la masa reposar en un cuenco alto untado de mantequilla. Cúbrelo con un paño húmedo y deja reposar la masa una hora o hasta que haya doblado su volumen.

Pasado este tiempo, echa la masa sobre una superficie de madera enharinada y estira suavemente con las manos para darle forma rectangular. Después estira con el rodillo hasta obtener una largura de unos 30 cm. Cuando ya tengas la masa en forma rectangular levanta con las manos los extremos para asegurarte de que no se han pegado. Si es necesario echa un poco más de harina en la madera antes de volver a apoyar la masa.

Derrite la mantequilla en el microondas. Utiliza para ello la función descongelar, así no quedará demasiado líquida. Unta la masa con la mantequilla. Echa por toda la masa el azúcar morena y el resto de las especias. Echa también un poco de piel de naranja y las pasas de Corinto. Enrolla suavemente comenzando por la parte más larga de la masa y pellizca el otro extremo cuando hayas enrollado toda la masa para sellar bien el borde.

Corta rodajas de unos 2 cm con un cuchillo bien afilado y colócalas en una bandeja untada de mantequilla con el corte hacia arriba. Deja algo de espacio entre ellas porque aumentarán de volumen. Cubre con un paño humedecido teniendo cuidado de que no toque la masa y deja reposar durante 1/2 hora o hasta que hayan subido bien.

Hornea en horno precalentado a 220 ºC durante unos 15 minutos o hasta que se dore la parte superior. Saca del horno y déjalos enfriar sobre una rejilla. Prepara la glasa. Para ello echa 50 g. de azúcar blanca en una perola y añada 2 cucharadas de agua. Pon a calentar para que el azúcar se disuelva y aparta del fuego cuando empiece a hervir. Cuando los bollos estén todavía templados aplica la glasa con un pincel.

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